Logan Marshall-Green Spain

Logan Marshall-Green era un chico punk, cuya vida podría haber tomado un giro mucho más oscuro. "Mi madre hizo un buen trabajo en mantenernos a mí y a mi hermano fuera de la cárcel—la mayoría del tiempo," dice el actor de 35 años de edad, con una pícara sonrisa. "Quiero decir, aún así fuimos a la cárcel, pero ..." Marshall-Green y su idéntico hermano gemelo, el escritor de cine y televisión Taylor, ambos "impulsados por el ego Escorpio" con una dinámica a lo "Caín y Abel", no tuvieron demasiada consideración con respecto a las peticiones de su madre soltera mientras crecían en Carolina del Sur. "Pasé un par de noches en la cárcel. Pero podría haber sido peor, y le debemos mucho de eso a mi madre, que de alguna forma encontró una manera de inculcarnos un sentido de responsabilidad y moralidad."

Si alguien pasa bastante tiempo en Nueva York, reconocerá a los tipos como Marshall-Green, un activo actor de teatro que es feliz con trabajar duro encima de mugrientas cajas negras y recitando versos de Shakespeare a una sala medio vacía. "Puedes coger tan sólo un soneto y trabajar en él durante una semana," dice. "Esto sirve para demostrar lo que se puede exprimir de la poesía del Bardo." Por suerte para él, Marshall-Green también se parece a una estrella de cine. Tiene el físico robusto de un trabajador portuario y una hermosura lánguida que se insinúa por sí misma, primero de repente y luego poco a poco. Es una alquimia física que le ha servido bien durante su búsqueda de proyectos de cine y televisión, como la querida telenovela de Fox 'The O.C.', la película de suspense de M. Night Shyamalan 'La trampa del mal', y la película de este verano 'Prometheus', del cineasta Ridley Scott, el prólogo de lo que definió al género de la saga 'Alien'.

Hace poco se mudó a Los Ángeles, pero divide su tiempo entre el centro de L.A. y el East Village de Nueva York para perseguir tanto el escenario como la actuación en pantalla. "Me considero muy de clase trabajadora en cuanto a fichar en el trabajo a tiempo y ofrecer un servicio específico a la gente para ayudarles a llegar de A a B—como un conductor de autobús," dice, algo que no sugiere que esté desprovisto de pasión. "El teatro es algo muy religioso para mí. Cuando actúas ocho veces a la semana, se te está pidiendo que talles tu corazón, o que te enamores, y cada noche te retas a ti mismo para hacer eso. Es uno de los trabajos más difíciles que hay." En Hollywood, dice, él puede diferenciar a los que se lanzaron en paracaídas al negocio de los que perfeccionaron su oficio. "Puedes detectar a los que no llevaron su disfraz al instituto el día que su obra se estrenó," dice entre risas.

Marshall-Green, quien recientemente filmó 'Black Dog, Red Dog' — una adaptación del premiado libro de poesía de Stephen Dobyns—con Chloë Sevigny, James Franco, y Olivia Wilde, es un caminante ávido y aventurero. Lleva una cadena de oro sin brillo y un anillo de bronce grueso en su dedo. Tiene una mirada deslumbrante, del tipo que a menudo adoptan los agentes de patrulla cuando te han pillado por ir a 100 en una zona de 70. Es intenso pero no estirado, y puede decirse que lee cada uno de tus gestos. Hasta que cumplió 18 años, Marshall-Green quería retransmitir partidos de los Mets de Nueva York en la radio para ganarse la vida, en parte por su fanatismo por el béisbol pero también para hacer algo que no tuviese nada que ver con las profesiones de sus padres. Su madre, Lowry Marshall, es profesora de teatro en la Universidad de Brown, y su padre, el difunto Russell Earl Green, también fue actor. "Yo no quería estar en el teatro, a pesar de que lo había hecho mi vida entera. Tan sólo quería retransmitir en directo, quería ser el próximo Bob Murphy," dice sobre el legendario narrador deportivo.

Su turno llegó en la universidad. Marshall-Green estudió en la Universidad de Tennessee, Knoxville, con la intención de convertirse en un comentarista deportivo después de la graduación. Pero continuó estando cerca del escenario, tomando clases de escenografía y trabajando con el equipo técnico para iluminar las producciones de la escuela. Durante su tercer año de secundaria, había optado por el Instituto Nacional del Teatro, un conservatorio de actores en Connecticut. Su decisión de convertirse en actor se consolidó cuando Marshall-Green estaba sentado en el público de una obra francesa de capa y espada, Cyrano de Bergerac, en Stratford-upon-Avon, Inglaterra, lugar de nacimiento de William Shakespeare. Durante el acto final de la obra, cuando Cyrano profesa su amor a Roxana, comenzaron a revolotear hojas falsas por debajo de las vigas del techo del teatro. La escena continúa y, según Marshall-Green, "una última hoja cayó cuando no debía. Cyrano estaba a punto de confesarlo todo, y todos le vimos verla caer. Él extendió la mano, esta mano sin guantes en los dedos, y— nunca lo olvidaré—la hoja cayó justamente encima de ella." Él compara el descenso de la caprichosa hoja con el secreto comunitario compartido por los actores y su público. "Todo el mundo se echó a llorar de inmediato y supo que estaba a punto de decirle que la amaba. Me di cuenta en ese momento que yo iba a actuar en el escenario para el resto de mi vida."

La pantalla grande, sin embargo, ha estado tomando recientemente la mayor parte de su tiempo. Cualquier persona desvinculada de la cultura pop puede entender la emoción de Marshall-Green en habitar el mundo hostil de 'Prometheus'. En él, se mantiene frente a estrellas importantes, tales como Charlize Theron, Michael Fassbender y Noomi Rapace, interpretando a Charlie Holloway, un científico temerario. Durante la producción de la película, Scott se burla del elenco y el equipo, gastándoles bromas y a veces apagando las luces para dar vida al estado de ánimo en el set. "Hay un motor en él que nunca he visto en nadie," dice Marshall-Green sobre el director. "Nunca he visto un motor que funcione de esa manera. No es que sólo esté a un nivel diferente, está a 15 niveles diferentes."

Si bien Marshall-Green entró en el mundo como un bellaco con buenas intenciones, sin duda alguna se ha calmado en los últimos años. En lugar de sumergirse de una fiesta de Hollywood a otra, pasa sus noches leyendo novelas gráficas y viendo 'Juego de Tronos'. Uno tiene la sensación de que hay una fecha de caducidad que cuelga sobre las cabezas de los actores guapos como Marshall-Green. Sus carreras parecen limitadas y precarias, condenadas a la oscuridad con un solo paso en falso. Con Marshall-Green, sin embargo, su fama creciente no es más que una consecuencia de algo totalmente diferente, más elevado. Mientras él tenga gente inclinándose hacia adelante en sus asientos, no importa cuántos asientos haya, él estará satisfecho.

Fuente: BulletMedia.com
Traducido por: Logan Marshall-Green Spain